Trotando y rotando por el mundo!

Las aventuras y desventuras de Mario "el Chav" Chavarría, diseñador gráfico de profesión, pero artista y viajero de corazón.

jueves, marzo 23, 2006

Las islas del lago Titi y caca


El lago Titicaca posee una extensión de 8560 km. cuadrados, situado a una altura de 3820 mts. sobre el nivel del mar. Tales medidas lo convierten en el lago más grande de Sudamérica y el más alto del mundo. Dicho lago esta dividido por dos naciones, un 65% aproximadamente pertenece a los peruanos y el resto a Bolivia. “Los bolivianos poseemos el lado de Titi y los peruanos el lado de la caca” es el dicho que se escucha en ocasiones por algunos habitantes a las orillas del lago, por supuesto que el mismo varia dependiendo del lado que se visite. En mi caso comencé por el lado boliviano, desde la ciudad de Copacabana.

Copacabana es la ciudad que conecta a la capital boliviana (La Paz) con la ciudad de Puno (Perú). Siendo la ciudad boliviana más importante a orillas del lago, no solamente por su punto estratégico, sino por ser el centro de peregrinación para los devotos bolivianos. Debido a que en el interior de su basílica se encuentra la Virgen de Copacabana, la patrona de Bolivia. Dos cerros a los costados de la ciudad permiten una espectacular panorámica del Titicaca. En la ciudad se respira mucha tranquilidad con un toque bohemio. Mientras la riqueza arquitectónica de la basílica de Copacabana, embellece el centro de la ciudad.

Dice la mitología andina que en la Isla del Sol (la más grande del Titicaca) es donde nacieron Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos del sol y fundadores del imperio Inca. Al desbordar en la parte norte de la Isla del Sol, me volví a encontrar con Silvina –que venia en la otra embarcación- a quien había conocido unos días atrás en las ruinas de Tiwanaku. Por lo que después de visitar el museo de la ciudad sumergida de Marka Pampa, en la comunidad de Challapampa, nos dirigimos a las ruinas incaicas de Chinkana. Para luego iniciar el recorrido hacia el sur de la isla… un recorrido de más de cuatro horas! Al llegar a la comunidad de Yumani buscamos un hostal para hospedarnos y después de un breve receso bajamos a la Fuente del Inca para ver el descendimiento del dios sol en las profundidades del Titicaca.

La ciudad porteña de Puno, en territorio peruano, fue fundada en el año de 1668 con el nombre de San Carlos de Puno. Es la ciudad más grande a orillas del lago y capital del departamento que lleva el mismo nombre. Debido a su tamaño es una ciudad un poco caótica y poco atractiva, siendo el lago con sus islas su principal interés turístico. Después de instalarnos en un hostal cerca de la Plaza, salimos con Silvina a recorrer la Plaza de Armas y la avenida peatonal. Tomándonos un chocolate bien caliente, que me hizo recordar los quetzaltecos…

Las islas de los Uros, que son un poco mas de 30 islas, están ubicadas en la bahía de Puno. Las mismas están hechas de esteras de totora por sus habitantes, quienes se denominan a si mismos kotsuñas “el pueblo lago”. Me pareció muy interesante como la totora (planta originaria del lago) puede proporcionarle a los uros suelo, techo, alimento y hasta transporte. Junto a Silvina tomamos una embarcación de totora para trasladarnos a la segunda isla, aprovechando a tomar el remo por un momento, junto a otro par de turistas.

La principal actividad de los pobladores de la isla de Amantani es la agricultura. Sin embargo, desde hace unos cuatro años se empezó a abrir al turismo. Siendo uno de los atractivos el poder pasar una noche junto a una familia amantani. A Silvina y a mi nos hospedó la familia de Esteban Juli Calsin de la comunidad de Occosuyo. Después de un típico almuerzo de sopa de quinua con papas y arroz de segundo, don Esteban nos llevó a la Plaza, para reunirnos con el resto del grupo. De allí caminamos cuesta arriba a un cerro con restos prehispánicos que aun funciona como centro ceremonial. Por la noche cenamos y platicamos un rato junto a don Esteban y su señora. Por falta de luz eléctrica y bastante lluvia, nos acostamos temprano.

La isla de Taquile funcionó como prisión política desde la época colonial hasta principios del siglo XX. Los taquileños se caracterizan por su riqueza cultural, por conservar costumbres y tradiciones de sus antepasados, al igual que por sus laboriosos y finos textiles. Es curioso que los hombres de esta isla tejen y verles caminando por la Plaza tejiendo. Una costumbre que me pareció interesante es el uso de los chuyos (gorros), que varían de colores dependiendo si el varón es casado o soltero. Lo que no entendí, es como el del casado es más el colorido ;)

1 Comments:

At 10:08 a. m., Blogger Xander said...

Hey, me gusto mucho este articulo, su estilo me parece muy interesante.

Nos estas debiendo el articulo de la semana pasada, no creas que se nos olvida!!

 

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