Trotando y rotando por el mundo!

Las aventuras y desventuras de Mario "el Chav" Chavarría, diseñador gráfico de profesión, pero artista y viajero de corazón.

sábado, febrero 25, 2006

La llama del Salar de Uyuni


Érase una vez –como inician todas las fabulas y cuentos- una llama macho que se llamaba Teo, que recorrió grandes distancias entre cerros y montañas áridas, hasta llegar un día a un inmenso valle de color blanco. Al apreciar la belleza del mismo, decidió establecerse en Colchani, pueblito ubicado a un costado del hermoso valle.

A Teo le encantaba caminar a través del blanco valle, en especial en época de invierno cuando el agua de las lluvias cubría toda el área. Reflejando de esa manera los montes que lo bordeaban y las nubes que lo cubrían, fundiéndose en el horizonte el cielo con el valle. Una tarde viendo al majestuoso sol –adorado por sus antepasados- descender en el horizonte e iluminando el valle de diversos colores, a Teo se le ocurrió una idea…

Debido a que el valle estaba cubierto de sal, llamas y vicuñas habían aprendido a extraer dicho compuesto de cloro y sodio, para procesarlo y utilizarlo para condimentar sus alimentos. Sin embargo, Teo que era una emprendedora y ya había realizado algunos proyectos para la comunidad colchanina, pensó que con la misma sal que otorgaba el salar, podría construirse un hospedaje del mismo material. Con el fin de que cualquier mamífero -incluyendo llamas y vicuñas- que deseara pasar una noche en medio del salar, para poder admirar las increíbles caídas del sol como amaneceres, pudieran hacerlo.

- ¿Estas loco? Aparentemente la sal te ha consumido el cerebro!

Estos fueron algunos de los comentarios que le hicieron a Teo, tanto llamas y vicuñas de su comunidad como de Uyuni y otros pueblos de los alrededores. Por lo cual nadie quiso apoyarlo, tan solamente su hijo y un trío de vicuñas un poco desconfiadas. Una vez todos los papeles burocráticos listos (también en el reino animal los hay), Teo emprendió la construcción de su hotel. Por lo cual todos los días salía temprano, junto a su hijo y el trío de vicuñas a trabajar en los bloques de sal, para luego comenzar el levantamiento de las paredes. Al pasar volando las bandadas de parinas –también conocidas como flamencos- sobre el salar, solamente se escuchaban sus graznidos burlescos hacia Teo y su equipo.

Después de más de un año de arduo trabajo, por fin se logro terminar la primera parte del hotel. Con ello se llevo la inauguración del primer hotel de sal del mundo animal! Las llamas y vicuñas que en un principio se rieron y burlaron de Teo, ahora admiraban su sueño hecho realidad y algunas solamente callaban su envidia (enfermedad característica de algunos seres inferiores).

De ello hace más de diez años. Al día de hoy todavía sigue funcionando y creciendo el hotel de Teo. Recibiendo a toda clase de mamíferos de distintos puntos del planeta, en un lugar único de este bello continente.

Este relato en forma de fabula dedicado a mis sobrinos, lo realizo con personajes del mundo animal, pues si lo realizará con seres humanos, posiblemente nadie me creería que dicha fabula esta basada en la vida real. Tal vez por que en nuestros días, el realizar sueños es cosa de cuentos y fabulas…

viernes, febrero 17, 2006

La Sebastiana



“El océano Pacífico se salía del mapa!
No había donde ponerlo.
Era tan grande, desordenado y azul
que no cabía en ninguna parte.
Por eso lo dejaron frente a mi ventana.”

Quien ve la bahía de Valparaíso desde la casa donde habitó el poeta chileno Pablo Neruda, comprende inmediatamente las razones que lo inspiraron a escribir el fragmento anterior de su poema “Una casa en la arena”.

Neruda bautizó a la casa con el nombre La Sebastiana en honor de don Sebastián Collado, el español quien construyó la casa con la intención de vivir en ella y legarla a sus hijos. Sin embargo, falleció antes de terminarla. Después de su muerte, la casa permaneció abandonada por muchos años antes de que Neruda decidiera vivir en ella. El poeta decía que aunque no hubiera escrito versos, don Sebastián hacía poesía en la construcción.

La casa fue inaugurada el 18 de septiembre de 1961, con una invitación para sus amigos que decía:

"El 18
en La Sebastiana
Menú
Empanadas
Vino Tinto
Cielo Azul"

Pablo Neruda terminó llenándola de rincones y escaleras, al igual que las estrechas e inclinadas calles valparaisinas. Asomándose en todas sus ventanas el inmenso mar con sus respectivas embarcaciones, y vistiendo sus paredes de los mágicos colores de las casas de los cerros. Convirtiendo a la Sebastiana en un Valparaíso hecho casa. Faltando solamente un ascensor en su interior -que conectara los 5 pisos- para conmemorar los famosos y peculiares funiculares (ascensores), que diariamente suben y bajan, bajan y suben de la costa a los cerros y viceversa…

La Fundación Pablo Neruda, con el apoyo de otras entidades, logró adquirir La Sebastiana y convertirla en museo, abriendo sus puertas al público en enero de 1992. A partir de entonces es el epicentro de una gran actividad cultural y exposiciones temporales, apoyando de esta manera el acervo cultural chileno.

viernes, febrero 10, 2006

Al filo de la Virgen



La localidad de Cacheuta se encuentra a menos de una hora de la ciudad de Mendoza. La etapa uno de trekking comienza en “el Camino de la Virgen”. Tras hora y media de caminata, a través del filo del sendero, se llega al punto más alto (1640 mts.) Desde el cual se puede apreciar la precordillera mendocina y el río que la atraviesa. Para luego iniciar la bajada, hasta llegar a “El Vertedero”. De allí inicia la segunda etapa para el descenso vertical en rappel, comenzando con una pared de 12 metros de altura. La segunda pared es aproximadamente la mitad de la primera, para agarrar fuerzas y suficiente adrenalina para la última de 45 metros de descenso. Terminando la ultima etapa, en unas revitalizadoras aguas termales…

Recomendaciones: Llevar ropa cómoda, botas o zapatillas, gorra, protector solar y doble mudada de ropa interior ;)

viernes, febrero 03, 2006

La Quebrada policromática



Millones de años con sus lentos
pero fuertes movimientos de placas tectónicas,
formaron en tu suelo cerros y montañas.
Moldeados por el viento sonda
que proviene desde el norte,
para darte formas caprichosas
que despiertan la imaginación.

Los Castillos con sus torres y detrás de sus muros
el majestuoso Titanic hundiéndose en tu vientre.
Los cuales pueden apreciarse desde Las Ventanas
de diferentes formas y tamaños.
Finalizando en las inclinadas profundidades
de La Garganta del Diablo, o a un costado de la misma,
con un concierto folklórico en el interior de El Anfiteatro.

Los vestigios marinos de conchas y ostras
recuerdan los milenios pasados
cuando tu suelo estaba cubierto por aguas.
Así como los residuos minerales
que dan a tus caprichosas formas,
las tonalidades policromáticas
aparentemente sacadas de la paleta del Creador.

Comenzando con el blanco del sodio o el bórax,
pasando al amarillo del oloroso azufre,
continuando con el anaranjado arcilloso
y con el rojo encendido del oxido ferroso.
Para seguir con el color verdoso del cobre
y el azul plateado del magnesio,
terminando con el negro mortal del uranio.

Todo este paisaje casi desértico
con su escasa vegetacion y riachuelos,
es transitado a través de la carretera
que zigzagea entre tus cumbres.
Hasta llegar al pueblo que da nombre
a tu pintoresca y peculiar quebrada:
Cafayate!