Trotando y rotando por el mundo!

Las aventuras y desventuras de Mario "el Chav" Chavarría, diseñador gráfico de profesión, pero artista y viajero de corazón.

jueves, julio 07, 2005

Una mañana de bautizos




A un costado de una carretera de la costa sur y a pocos metros descendiendo de la misma esta el río Nahualate. A orillas de dicho río se esta llevando a cabo un servicio religioso para celebrar el bautizo de algunos miembros de la congregación que nacerán de nuevo. El río Nahualate se llevará entre sus aguas una vida llena de pecados para comenzar una nueva vida en Cristo Jesús.

Axel se acerca a saludar al pastor mientras nosotros comenzamos a bajar el equipo de rafting del microbús. El Rafting es considerado un deporte extremo que consiste en navegar ríos de aguas blancas sobre una balsa inflable con seis a ocho miembros a bordo. En Guatemala hay algunos ríos donde se puede practicar este deporte, siendo el río Cahabón y el río Nahualate los más populares. El río Nahualate esta localizado en el departamento de Suchitepéquez, en la costa sur guatemalteca y es considerado clase III por lo que podríamos decir que es un rápido nivel intermedio. Sin embargo, solamente es navegable para la época de invierno cuando las lluvias aumentan su nivel.

Al terminar de inflar las balsas, Fabricio nos pidió que tomáramos un remo, un chaleco salvavidas, un casco y lo siguiéramos para darnos las instrucciones de equipo y seguridad. Luego de la charla nos dirigimos a las balsas que ya estaban sobre el río y listas para ser abordadas. En la primera balsa vamos siete personas incluyendo al instructor: Fabricio. Los miembros de la tripulación son Karla, Víctor, Martín, Rubí, Omar y su servidor. Los primeros tres jóvenes ya llevan tiempecito practicando este deporte; los otros dos son una pareja, en la que Omar desea que Rubí conozca la experiencia de practicar rafting. Por ultimo, su servidor por falta de tiempo más que de presupuesto, decidió cambiar en esta ocasión viaje por una aventura. Simplemente deseaba un poco de adrenalina y acción, así como salir un poco de la monotonía. Dentro de nuestra balsa solamente Rubí y yo somos los que pisamos por primera vez una balsa para rafting, por lo que se podría decir que va a ser nuestro bautizo!

En la segunda balsa va Axel como instructor con cinco miembros más. Antes de iniciar el recorrido practicamos un poco dentro de la balsa según las indicaciones de Fabricio. En mi caso voy al lado derecho de la balsa en la parte del medio, la cual me comentó Karla que era la parte más segura pues hay menos probabilidades de caer al agua. Al iniciar la travesía me doy cuenta que no es tan difícil ni riesgoso como me lo habían pintado, pero conforme vamos avanzando voy sintiendo como va aumentando la adrenalina conforme nos vamos encontrando con rocas de diversos tamaños y bastante agua que busca violentamente su camino río abajo.

A medio camino -digo recorrido- desembarcamos en un área bastante tranquila y poca turbulenta del río, donde aprovechamos a descansar un poco y a darnos una pequeña zambullida para dejarnos llevar un pequeño tramo por el Nahualate. Lo cual me sirve para darme una idea de lo que me podía pasar si más adelante caigo al agua. Hasta el momento solamente ha caído un hombre al agua miembro de la otra balsa, a quien esperamos encontrar al final del recorrido ;) Son bromas, no se asusten, pues al caer un hombre al agua otro miembro es asignado para socorrerlo y sacarlo del agua, mientras los demás siguen remando.

Comenzamos la segunda parte y según Fabricio es la parte más dura y difícil del trayecto. Como que las rocas, troncos y la fuerza del agua aumentaron en esta parte, al igual que la disciplina como atención del grupo. Cuando nos vamos acercando a una roca triangular, Víctor me dijo que la llamaban “Aldana Rock” y Fabricio nos indico que si la misma nos llega a tocar todos iremos al agua. Por lo que no nos queda más que confiar tanto en las instrucciones del guía como en el trabajo en equipo de los demás compañeros. Es cuestión de remar o nadar. Pasamos cerca y solamente Omar cae al agua, pero logramos rápidamente subirlo de nuevo a la balsa. Sin embargo, Axel y los miembros de su balsa no corren la misma suerte y todos terminan en el agua. Después de alrededor de una hora y media termina la travesía y la adrenalina comienza a bajar.

Al escribir esta anécdota recuerdo que Karla le comentó a Víctor cuando iniciábamos la travesía que durante el servicio religioso hicieron una oración por nosotros. Creo que sí.